Historia

 

Esta iniciativa nace en el año de 1975 como respuesta a las necesidades de información que se requería para mejorar la productividad, a través de una mejor fertilización, de los cultivos instalados en los valles de la costa central sur del Perú. Su primer director y fundador fue el Ing. Ignacio Benavent con la colaboración eficaz del Tec. José Huamán. La puesta en marcha de este laboratorio conto desde un inicio con la ayuda del Dr. Raúl Figueroa, director en ese momento del Instituto Nacional de Investigación y Promoción Agropecuaria (INIPA), quien facilitó los equipos necesarios (dados de baja en el INIPA) en calidad de préstamo para iniciar las actividades. También se pudo disponer de algunos equipos de la Estación Experimental Agrícola de Nuevo Imperial, entidad que por esos años estuvo administrada por el SINAMOS (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social) y quien lo cerró por no ser “rentable”. El Ing. Benavent y el Tec. José Huamán fueron los puntales sobre los cuales se empezó a construir el prestigio del laboratorio.

Ellos muchas veces trasnochaban para cumplir con los plazos de entrega asumidos con los agricultores, en un comienzo esto fue frecuente por falta de experiencia de ambos.

Al poco tiempo el laboratorio de Valle Grande alcanzó un prestigio muy bien ganado. Llegaban muestras de sitios lejanísimos (incluso de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia). Con el pasar de los años Misereor de Alemania, equipó adecuadamente el laboratorio. Es importante citar el valioso apoyo técnico que brindaron los ingenieros Alfonso Cruzado e Isaías Castilla del INIPA, quienes ayudaron al Ing. Benavent y al Tec. Huamán a aprender el camino de la ciencia del suelo.

A inicios de la década del 80, se incorpora al laboratorio el Tec. Mauro Huamán (hermano de José y fallecido en noviembre de 2015) y el Ing. Jorge Boladeras (fallecido en abril de 1986 en un accidente automovilístico cuando se trasladaba de Cañete a la ciudad de Lima), quien asume la dirección.  El Ing. Boladeras fue un verdadero genio, hábil con la cabeza y con las manos; químico de profesión, se reía de los agrónomos a quienes llamaba “aprendices de químicos”. Revisó los procesos, mejoró alguno de ellos, simplificándolos; desarrolló un software con una ridícula calculadora de fichas (toda una “computadora” para la época) lo cual permitió afinar las recomendaciones a niveles insospechados, en base a curvas, dejando de lado el sistema de rangos usado en todo el país, el cual a veces se presentaba grotesco por los saltos en los volúmenes de fertilización que se daban. Todas estas innovaciones introducidas por el Ing. Boladeras permitió alcanzar mejoras importantes en los programas de fertilización de los principales cultivos del ámbito de influencia de Valle Grande, al utilizar como base los análisis de suelos debidamente calibrados. Este valioso trabajo desarrollado por el Ing. Boladeras no hubiese sido posible sin el trabajo tesonero y bien hecho que realizó su compañero de aventuras en el estudio de la ciencia del suelo, el Tec. Mauro Huamán, quien a la muerte del Ing. Boladeras continuó con su legado.

A partir del año 1985 se amplía la oferta de servicios del laboratorio, llegando a analizar (además de suelos), muestras de agua, tejidos vegetales y enmiendas orgánicas.

Con el crecimiento del sector agrícola, que se inicia en la década del 90 y que continua hasta nuestros días, el Laboratorio de Valle Grande ha tenido que adecuarse a las nuevas exigencias de la industria de la agroexportación, por ello en el año 2011 gracias al apoyo de: Fundación Albihar, la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Fundación ACTEC, la Cooperación Belga para el Desarrollo, Ayuntamiento de Murcia, ONG Voluntarios sin fronteras, Asociación Atocongo y la empresa Cementos Lima S.A.; al día hoy nuestro laboratorio cuenta con equipos más precisos y una mejor infraestructura, cuya distribución de ambientes asegura la calidad de nuestros resultados, convirtiendo a nuestro laboratorio al día de hoy en un laboratorio de referencia a nivel nacional.

Desde el año 2010 Valle Grande es miembro del Comité Técnico de Normalización de Fertilizantes del Perú, entidad promovida por el Instituto Nacional de Calidad (INACAL), el cual tiene como objetivo desarrollar las normas técnicas para los fertilizantes, enmiendas del suelo y medios de cultivo; que se utilizan en la producción agrícola. Hoy en día el Perú cuenta con unas normas técnicas para los fertilizantes, producto del trabajo de este comité técnico.

En el año 2018 el laboratorio de Valle Grande ingresa a formar parte de la Red Mundial de Laboratorios de Suelos (GLOSOLAN), organización patrocinada por la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cuyo objetivo es armonizar métodos y datos de análisis de suelo para que la información de suelos sea comparable e interpretable a través de laboratorios, países y regiones. Es importante resaltar que Valle Grande es el único laboratorio que forma parte de esta red en el Perú.

En el 2021 Valle Grande ingresa como miembro de la Red Internacional de Análisis de Fertilizantes (INFA), la cual tiene como objetivo desarrollar y fortalecer la capacidad de los laboratorios en el análisis de fertilizantes y armonizar los estándares de calidad de los fertilizantes. INFA opera bajo la Red Global de Laboratorios de Suelos (GLOSOLAN).

En estos más de 45 años de trabajo ininterrumpidos en favor del desarrollo de la agricultura peruana, el laboratorio de Valle Grande se ha constituido en un socio estratégico para: la gran industria de la agroexportación, las cooperativas y asociaciones de productores que trabajan a lo largo de todo el territorio nacional, las empresas proveedoras de fertilizantes y enmiendas agrícolas, los gobiernos regionales, provinciales y distritales que financian proyectos de desarrollo agrícola, entidades gubernamentales de promoción agrícola, universidades y centros de investigación, entre otros.

Finalmente, a manera de colofón es importante señalar que los logros conseguidos hasta el día de hoy no hubiesen sido posibles sin la entrega generosa de muchas personas que, teniendo una clara vocación de servicio, han colaborado y colaboran con esta iniciativa, cuyo propósito no es otro que el de lograr una agricultura sostenible que permita lograr cambios significativos en la mejora de la calidad de vida de las familias del mundo rural del Perú.